José Manuel Chapado

¡Suerte, Maestro!

Dedicado a Eduardo Dávila Miura

eduardo-davila-miuraHace ya cuatro años que le conocí. Fue una de esas noches en las que Sevilla te embruja. Buscaba un torero como acompañante para impartir una conferencia. Quería ilustrar la teoría del Vértigo con el testimonio real que nace desde dentro. Desde las entrañas.

Una antigua colaboradora nos había puesto en contacto. Así fue como llegue hasta Eduardo Dávila Miura. El aroma del azahar bañó una cena en la que la conversación fluía sin cesar. Las anécdotas del torero quedaban prendidas en el aire como las lentejuelas en el traje de luces. Su gesto es alegre. Su mirada, limpia. Conduce con naturalidad el relato de sus historias. Las acompaña con el movimiento de sus manos, grandes como su corazón.

Desde entonces, hemos compartido eventos, conferencias y cursos. Aquí y allá. Hemos viajado por media España, y nos hemos ido conociendo cada vez más. Fue él quien presentó mi libro “Vértigo” en Sevilla. También fue él quien me llamo no hace tanto para decirme que iba a ser padre de nuevo. Y para compartir la emoción de ser Rey Mago en la Cabalgata de Sevilla.

Es más que un torero. Es un ser humano increíble. Amigo de sus amigos. Cuida y alimenta las relaciones con cariño. Comparte creencias, inquietudes y valores. Empatiza con todos. Contagia alegría. Y, al mismo tiempo, no esconde su vulnerabilidad, tantas veces compartida públicamente ante los auditorios.

Eduardo Dávila Miura es una de esas personas que combina humildad y coraje, alegría y profundidad, arte y verdad. Respira torería y bonhomía. Rendido ante su forma torear la vida, saco mi mejor y más inmaculado pañuelo blanco para desearle las dos orejas y el rabo. Lo merece todo.

Se retiró joven de los ruedos, en el momento más dulce de su carrera. Fue en Sevilla, el 12 de octubre de 2006. Habitual en las ferias más importantes, Eduardo fue torero de grandes plazas, donde el compromiso y la presión sólo está a la altura de unos pocos. Madrid, Bilbao, Santander, Pamplona, Valencia… Quizá haya sido Sevilla, su ciudad natal, la cita más recurrente e importante en su brillante trayectoria.

En más de una ocasión le he preguntado por el motivo de su retirada. Entiende que el toreo exige el máximo compromiso. No se puede estar a medias. Ni tampoco a tres cuartos. O todo o nada. Eduardo es así, de una sola pieza.

Por eso, cuando anunció hace unos meses su reaparición por un solo día, supe que en el envite se lo juega todo. Dávila Miura es torero de pies a cabeza. Anda como cita al toro: alto y firme. No elude los momentos importantes. Nunca le pierde la cara a la vida.

Este año se cumple el 75 aniversario en el que el hierro de Miura, la ganadería de su abuelo, cierra la feria de Abril. Eduardo no podía faltar. Frente a los temidos y legendarios Miuras, otro Miura de pura casta. Este domingo, 26 de abril, reaparece Eduardo Dávila Miura junto a Manuel Escribano e Iván Fandiño.

Eduardo Dávila Miura ante su aparición el #26A en Sevilla.

Como aficionado y como amigo, creí que nada podría impedir que yo estuviera allí. He soñado esa tarde de toros como ninguna otra. Quiso el destino que la primera comunión de mi hija coincida el mismo día. No podré ver sus dos faenas desde la barrera. Lo haré a través de una televisión.

Quiera Dios que este domingo el sol luzca en una Sevilla de gala. El 26 de abril, la Historia de la Tauromaquía tiene pendiente una página escrita con amor y entrega en forma de homenaje a una tradición. Querido Eduardo, cuando los clarines de la Maestranza anuncien tu paseíllo, mi oración y mi alma estarán allí, contigo. ¡Suerte, Maestro!

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